Carnaval, fiesta cuyos orígenes se remontan a la época antigua, siempre ha tenido un contexto de diversión, bailes y disfraces, y, que según los historiadores, ya se celebraba en la Sumería y el antiguo Egipto, hace más de 5.000 años, continuando en la época del Imperio Romano, hasta nuestros días.

Tal y como lo conocemos hoy en día, el carnaval, es una continuidad de las festividades romanas que se celebraban en honor al Dios Saturno, las «Saturnales», eran unas importantes fiestas que comenzaban con un sacrificio en el Templo de Saturno, en el Foro Romano, y un banquete público, seguido por el intercambio de regalos, continuo festejo, y un ambiente en el que se producía una relajación de las normas sociales, y en las celebraciones orgiásticas en honor a Baco.

A raíz de la expansión del cristianismo fue cuando más auge tomó y la fiesta adquirió el nombre de carnaval, teniendo como motivo principal el hecho de despedirse de comer carne y de llevar una vida licenciosa durante el tiempo de cuaresma.

Para el cristiano de la época medieval, el carnaval era la representación del paganismo: el pueblo se ocultaba bajo máscaras y disfraces, se celebraban desfiles, bailes y comilonas, ardían las hogueras y se sacrificaban animales para atraer la fortuna. Era un período de permisividad, de crítica social, en el que se ridiculizaban a los gobernantes, a los nobles, al clero e incluso la moral religiosa.

Eran tres días de celebración a lo grande, en lo que casi todo estaba permitido; de ahí uno de los motivos de ir disfrazado, taparse el rostro y salvaguardar el anonimato.

Hoy en día el carnaval es motivo de celebración en muchos países, y en cada uno las fiestas, los disfraces y la música varían según la cultura. En Tenerife podemos disfrutar de uno de los mejores carnavales del mundo, con reconocimiento internacional.

 

Fuente| National Geographic | 20 minutos.